top of page

De periodista a mesera


Entrando por la puerta nro 10 del Aeropuerto Internacional de Miami, venía yo con mi maleta cargada de ilusiones (como el cliché) y mis ojos puyúos viendo todo aquello que era nuevo para mí. Es que nunca había salido de Venezuela y menos para quedarme (pero shht que eso nadie lo podía saber o iba a ser deportada). Yo era turista, de esas turistas que se impactan por conseguir papel en el baño.


En fin, durante las dos horas de espera que inmigración le hace preguntas a todo el que pasa por ahí, yo estaba repasando el guión, vengo de visita, mis sobrinos, el cumpleaños de mis sobrinos, la torta, los parques, etc. Pero, tanto nerviosismo no fue necesario porque como venía con mis papás, le preguntaron todo al "jefe de familia". Así son las cosas aquí, si le preguntan a él, que hable él, los demás como estatuas.

Pasado ese punto, nerviosos y con quesos en la maleta de "contrabando" nos dijeron Welcome to The Unites State Of America. Ahí volvieron mis ojos puyúos y mi tranquilidad.

Lo que siguió fue, ver a la familia que vive en exilio (unos desde hace 3 años y otros que llevaban unos meses y hoy ya cumplen 2 años aquí), abrazarlos después tanto tiempo y llorar por supuesto.


Miami en 3 días, mesera en 5 días


Yo no pude disfrutar mucho de Miami. Primero no me vine con Cadivi, segundo tenía plata prestada, tercero yo no vine de visita como les decía al principio, yo vine a echarle pichón. Entonces tuve solo unos días para dar un recorrido y compartir un tiempo más con mis papás, porque no sabía cuándo los volvería a ver.


Al cuarto día, me fui con uno de mis hermanos a dar vueltas por todo Brickell en moto, andaba buscando trabajo. Entré a un local de comida colombo venezonala que tenía un cartel que decía "contratando". Yo no hablaba ni un poquito de inglés pero como en Miami todos hablan español no me preocupó tanto. Lo que me tenía aterrada era no conseguir un trabajo, el sustento para comenzar. Llené una aplicación y al día siguiente ya era mesera, como si hubiese nacido para eso.


"Limpia aquí, limpia allá, empaca comida, haz jugos, limpia aquí, limpia allá. Aprende a preparar café en cafetera. No te puedes sentar. Come de pie. No comas frente a los clientes. Cuidado y se te caen los platos. Esta semana comienzas de madrugada, llegas a las 6 de la tarde y cerramos a las 6 de la mañana".


Bueno, alguien tenía que limpiar ese vómito del borracho que se pasó de maraca pidiendo una bandejita paisa a las 4 de la mañana... y en eso se convirtieron mis noches.


Cuando me tocaba limpiar el local al cierre de la jornada, era cuando me daba por llorar y recordar mis tiempos como profesional. Lloraba y tenía de fondo a la emisora con Chino y Nacho. Ahora no los puedo escuchar, quedé traumada de aquello....

Ese desastre que vivía era lo que tenía para sobrevivir y si no le echaba bolas me iba a quedar en la calle, así que era eso o nada. Rodilla en tierra con el trabajo aunque mal pague.


Por ahí, un 31 de octubre o ya 1ro de noviembre, llegaron al local unos muchachos (para variar borrachos), les tomé la orden como a cualquiera y se fueron. Quien iba a pensar que en ese grupo iba a estar el que hoy es mi esposo, el que me dijo "no quiero que trabajes más en esto, tengamos una familia". Tipo cenicienta pero al estilo cubano. Pero eso no pasó sino hasta mucho tiempo después, ya vendrán más historias de mi esposo el cubano.


Total que aguanté en ese trabajo hasta que dije, que va, aquí tiene que existir otro vaina para no matarme tanto. Y me fui de mesera a otro local. Voy a resumir ese trabajo en una frase "con esa cara de puta vas a hacer todas las propinas" (una mano deslizándose en mi cara).


Y en este restaurante duré menos tiempo que en el anterior, porque calárse a un jefe gozón es peor que limpiar mierda.


De esta corta experiencia como mesera, les puedo contar que recuerdo todos los dolores de estar tantas horas parada. Incluso, al bañarme, hasta el agua que me caía en los pies me causaba dolor (el drama, pero en serio). Por eso cuando alguien me dice "yo no quiero ir a ser un esclavo allá" yo le entiendo, porque emigrar no es para todo el mundo. No hay que pasarse un suiche, hay que bajarse el breaker completo, aguantar y siempre tener presente que no viniste a este país a "limpiar aquí y a limpiar allá" por el resto de tu vida, que ese cliché de la maleta llena de ilusiones sigue ahí, al pie del cañón esperando la oportunidad, que llegará, tarde o temprano pero llegará.

Entradas Recientes
Archivos 
bottom of page